Y ella dijo:
que me arrulle el blanco
de tu bravura.
Y él le dijo:
quiero quedarme habitando
sobre tu piel.
Y humedeció su espacio
lleno de luna
e inundó de suspiros
su amanecer.
Y sonaron un coro
de caracolas,
y el sol, con sus destellos,
les abrazó.
Y un murmullo de encaje
arrastró una estrella
que sobre ese romance
se aposentó.
Y él le dijo:
quiero volver a amarte
con cada ola.
Ella dijo:
y cada vez que vayas
quieras volver.
Y por siempre, la aurora
vela ese sueño
que con cada mañana
vuelve otra vez.
Un buen día, no muy lejano, me sumergí en el dulce juego de las palabras y empecé a sentir la necesidad de contar cosas. Mis ocurrimas (ocurrencias que riman) me permiten expresar mis pesares y también mis alegrías. emisol.mar@gmail.com ocurrimasymas.blogspot.com
Precioso idilio entre la roca y el mar Marisol.
Gracias, Jesús. Un beso.