A veces
una balada triste sacude mis sueños
y la luz se convierte en penumbra.
El atardecer se viste de eterno susurro
y una sombra se encarga de apagar el sol.
A veces
no sé bien desatar esos nudos que amarran
los momentos con mi soledad,
se enredan entre mis deseos y mis ilusiones.
Desatan algunas tormentas,
pero no consiento que ahoguen mis ganas
de querer soñar.
Por eso, a veces
tengo que sacar esa fuerza que late escondida
y azuzar el viento que me tambalea
para hacerle cómplice de mi sentimiento,
de esas ganas mías, tan claras, tan vivas
de querer volar.

Un buen día, no muy lejano, me sumergí en el dulce juego de las palabras y empecé a sentir la necesidad de contar cosas. Mis ocurrimas (ocurrencias que riman) me permiten expresar mis pesares y también mis alegrías. emisol.mar@gmail.com ocurrimasymas.blogspot.com
A veces… Marisol se que sientes la soledad, como todos, pero pronto te repones y nos trasladas tu humor y tu gracia con esa inocente escritura que penetra en nuestro inconsciente y nos arrulla.
Así es, Jesús. La escritura nos da la oportunidad de cobijarnos en ella en momentos críticos, pero también nos hace volar con tintes de humor. Y tú lo sabes muy bien. Un beso.